La mitología contiene relatos que forman parte de una religión o
cultura. Son narraciones de origen sagrado y tienen una serie de
creencias de carácter imaginario.
Era un hijo de Zeus y la océanide Pluto. Fue padre de Pélope, Níobe y Bróteas con la pléyade Dione. Se conoce a Tántalo por haber sido invitado por Zeus a la mesa de los dioses en el Olimpo.
Jactándose de ello entre los mortales, fue revelando los secretos que
había oído en la mesa y, no contento con eso, robó algo de néctar y ambrosía y lo repartió entre sus amigos.
Tántalo quiso corresponder a los dioses y les invitó a un banquete que
organizó en el monte Sípilo. Cuando la comida empezó a escasear, decidió
ofrecer a su hijo Pélope. Los dioses, que habían sido advertidos, evitaron tocar la
ofrenda. Sólo Démeter, trastocada por la reciente pérdida de su hija Perséfone, «no se percató de lo que era» se comió el hombro izquierdo del desdichado. Zeus ordenó a Hermes
que reconstruyera el cuerpo de Pélope y lo volviera a cocer en un
caldero mágico, sustituyendo su hombro por uno forjado de marfil de delfín, hecho por Hefesto y ofrecido por Deméter. Las moiras le dieron vida de nuevo y así obtuvo nuevas cualidades.
Zeus le ñanzó desde el Olimpo una enorme roca que lo mató. Después de muerto, Tántalo fue eternamente torturado en el Tártaro
por los crímenes que había cometido. En lo que actualmente es un
ejemplo proverbial de tentación sin satisfacción, su castigo consistió
en estar en un lago con el agua a la altura de la barbilla (otras
versiones del mito se refieren a la rodilla o la cadera), bajo un árbol
de ramas bajas repletas de frutas. Cada vez que Tántalo, desesperado por
el hambre o la sed, intenta tomar una fruta o sorber algo de agua,
éstos se retiran inmediatamente de su alcance. Además pende sobre él una
enorme roca oscilante que amenaza con aplastarle.
"La codicia arraiga hondo y crece con raíces más perversas que la lujuria, flor de verano". William Shakespeare.
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